distribuir mejor tu cuerpo es
distribuir mejor tu espacio es
distribuir mejor tu tiempo es
ir más lento es
andar más despacio es
ir al tono de los bichos es
que el microscopio del mundo te alumbre
es sin mirar afuera ver milagros
Bola de mediocridad
Un blog atemporal armado con posts al azar que funcionan como ladrillos.
lunes, 4 de noviembre de 2024
VI
V
convivir como
conviven las flores a la vera el río rumeante
ser del tono del cielo
según el color que me toca
arropar como calor de algarroba
a esta vidita que late y late
te llamaré presente.
enraizaste adentro mío hasta la tierra
renaciste el ave fénix en mi fuego sagrado
renovaste mi mirada y doy el agua
que te nutre
hoy parí.
me siento toda vaciada de violencia
IV
perder el porro es
dejar de perder el tiempo
para
poder perder ese tiempo
escribiendo en el cuaderno una frase que vuela
aunque no rima
al menos no rima ahí afuera
ni cuando lo traduzco a mil idiomas
perder el ritmo es
dejar de perderlo
para
vivir el terror que llega
y morirlo hasta ver los colores
pasen, no los esperaba
sábado, 27 de julio de 2024
pajaros
te acordas de aquella vez que miraste para afuera y me dijiste: "Ves ese pajaro, vuela en distinto presente"
poesias fragmentadas. un ahora en mute. una linea de peligro que prefiero no cruzar.
ahora que soy una escena del crimen y
solo me visitan doctores con guantes.
ahora que el velador encendido está frío
nada borra la borra del vino
ni las manchas de tus dedos sobre las copas.
ahora caeré
atravesando un balcón amplio
como la paloma que se estrella ante la ventana
cerrada
o que ignora la cinta de peligro
para volar libre
habiendo transpirado mis sesos
y transmutado tus colores.
miércoles, 26 de junio de 2024
la tarde después de una
la tarde después de una lluvia
el semblante de una pasarela interminable
el rostro de julian assange
hoy alguien recuperó su libertad
pero qué gusto tiene el aire de una libertad
avejentada de prisión
psiquis quebrada en torturas varias
alma que alberga todos los sufrimientos
y sin embargo como pájaro vuela
quizás también canta
solsticio
la vida es este embole que me como hasta queme
empieza a gustar esta villana de humor puntiagudo
mas que nada en mi vida quiero
sobre ese cuerpo voluminoso
quiero caer derrotado
quiero decir quiero caer vencido
quiero decir derrumbarme
despues tomar su forma
calavera carece de formato al fojarse la eternidad
caliente fusion de los seres sangrantes
furioso tornado tuerce las aberturas y deja entrar la fuerza pura
en el pasado amé mis cicatrices
te las muestro porque brillan en la oscuridad
dialogué con mis latidos
y hoy dialogo con los tuyos
me perdi tanto en mi propio bosque
que encontré un camino micelar
un mundo subterraneo
vistamos el silencio de transpiración
viernes, 16 de junio de 2023
sábado, 5 de noviembre de 2022
I
Es septiembre. Es 2022. Es un concierto de música clásica en una iglesia. Llego tarde. Me siento en el piso, detrás de los bancos donde la gente reza susurrando, o escucha.
Desde acá, no veo la música. Solo el retrato de un Jesús benévolo gigante, de túnica blanca, con un rayo de luz roja saliendo -o entrando- de su corazón.
Hace más de cinco años que no piso una iglesia. Desde aquel sermón milenario del Cura de Los Pobres. Los desmayos ao vivo, el agua bendita trapeando el piso, limpiando la sangre y mezclándose con el sudor.
Desde entonces, caminé tantos otros lugares sagrados que ahora hasta percibo la energía del cuidado.
Tenía aversión a volver, y era recíproco. Acepté a Dios cuando perdoné a papá. No existen. Y las catedrales que otros le construyen todavía me resultan algo incómodas.
Tanguito
sábado, 11 de junio de 2022
Recuerdo; abuela
El primer recuerdo que tiene está reconstruido a medias, tomado de una foto que lo ubica en el patio de atrás de su mundo de entonces, de su casa de la infancia.
Se lo puede ver muy concentrado. La imagen lo capta hablando, todo el día se la pasaba hablando -era su juguete nuevo-, y por la perspectiva parece que está conversando con una silla.
Le parece justo, acertado, y hasta premonitorio.
Ese primer recuerdo, que es también una foto, igual tiene movimiento. Ir caminando, subirse trepando a esa silla de jardín de caños blancos y de esa tela plástica color verdiblanco. La textura rugosa, el pedir ayuda para bajarse.
El naranja ladrillo, el naranja mesada, ¿cuántos hay, abuela?
El olor a ella, el inconfundible aroma a anciana que en aquel momento le parecía tierno.
Jura que la foto la tomó la abuela, pero su familia nunca tuvo cámara y ella no sabía manejar si quiera el teléfono fijo nuevo, sin disco.
¿Qué sería hoy de él si no hubiera sido ese? Su primer recuerdo, el sabor de un pomelo rosado o el deslizar por un tobogán rojo.
Hace mucho tiempo ya. Que el mundo se amplió, la casa se vendió y la abuela siguió viaje.
El diálogo continuó, incesante y sin eco, hablándole a esa silla, a este cuaderno, a ese pequeño niño de remera verde y pantaloncito azul, a esa abuela paciente y compinche.
domingo, 15 de mayo de 2022
Conversaciones frente al espejo
sábado, 4 de septiembre de 2021
Eva en construckcion
miércoles, 7 de julio de 2021
¿Quién soy?
Soy nacidx en el pantano
comemoscas comemierda
criatura de la lumbre
barrilete sin cordel
niñerx de lombrices
crecí cuis de montes claros
construyendo madrigueras al reparo del espinal
soy el fruto soy arbusto
de raíces al aire
una baya amarilla
de sus semillas la acidez
negro transparente agua
sobre mí flota una balsa
llama una orquesta sinfónica
en la noche que se abre
soy caminos que me abrieron los caballos,
los cactus a la vera, el desnivel.
viento sin polvo, templanza
tallé morteros en las piedras
salté al vacío despistando al invasor
volví orgía de mariquitas
choque de titanes
mantis contra el mundo, sed de colibrí
soy concierto de piedras
que se precipitan montaña abajo
soy el cóndor que las tira
soy su presa, también
agua blanca y agua roja,
vertiente que se renueva,
soy arriba y soy abajo
el silencio y la intuición
soy miradas en la noche
no preguntan ni contestan
ni se detienen y no avanzan
vi nacer ayer la flor.
miércoles, 23 de junio de 2021
el descansar de los mares
domingo, 16 de mayo de 2021
El ultimo eslabón de Rosario
recomiendo no seguir las reglas, solo sigo el ritmo
en el horizonte siglas se hacen espejismos
siglos de cinismo y gente que espera otra cosa
en mi prosa Dios descansa todos los domingos
rosario clausuró su corazón por la falta de atención
detalles pasan desapercibidos
miro el panorama desde un templo derruido
abuela dando pan a las palomas
y por cierto que los parques van vacíos y se siguen colmando las fortalezas para buitres
el humano se asegura su futuro solamente en su cabeza
afuera, si escuchas la Pacha ruge
y adentro son mis pulmones los que crujen, me sigo metiendo flores para poder cagar compost
compositor de tantas obras truncas, buen amigo, buen rival y malo para los negocios
lo certero es que todavía camino y aunque está distorsionado aun es aire el que respiro
a veces los charcos me hacen de espejo y otras miro para arriba y el techo son nubes negras.
lunes, 5 de octubre de 2020
elegía para miguel ángel
desde hoy ya no soy el mismo
habida cuenta de mi infancia que sobrevive
en fotografias amarilleadas
o en historias que se realzan al repetirse
aunque memorias se vuelvan desiertos en mentes que se apagan.
el tiempo es un agente colonialista
derrumba quinchos de domingo, corroe huesos
en la cintura de mi tio
que fue taxista,
que fue toldero, albañil, plomero,
empleado del banco, esposo de mi tía
bodas de plata, bodas de oro,
un hijo, una hija, cinco nietos
todo eso lo sigue siendo:
mientras exista el viento
hondeará el amor como bandera.
el tiempo es una fuerza que erosiona nuestra tierra,
como este, el amor siempre está vivo
aunque se siente solamente cuando late.
late en una mesa larga, complicidad implícita de parientes,
una parra se llenaba de follaje en verano y hacía las veces de techo.
los platos de porcelana para la ocasión,
25 de diciembre al mediodía.
la bolsa de pan, el tarro de mayonesa, el bol de chimichurri.
una imagen de la bondad.
acercarme a chusmear a la parrilla
ver al hombre sudando inmóvil
por horas
el cuchillo gigante, largo como mis brazos de aquel entonces
el hombre también gigante,
panzón y cachetón,
sin anteojos únicamente
para la parrilla y para la siesta
un pedazo de carne que saca del fuego con sus manos para cortar una puntita
y darme de probar.
él un tipo simple
de pueblo chico, de fórmulas sencillas
para la felicidad: los placeres, los festines.
frente a las necesidades, trabajar.
trabajar mucho, si fuera requerido.
de lo que sea porque trabajo es trabajo.
tal vez por esa simpleza cocinaba tan bien.
cuando vivió en el campo, cultivó sus plantas.
cuando vivió en la ciudad, cuidaba de tomates
que brotaban solos de sus macetas
y los regalaba de a uno.
una época se está terminando,
sus hombres y mujeres comienzan a claudicar.
27 años hace que lo conocía
60 años lo que estuvo al lado de mi tía
3 los días que lleva cremado, descansando, sin velorio
ya liviano, como el viento.
viernes, 18 de septiembre de 2020
Embarcación
miércoles, 26 de agosto de 2020
Primer despertar
Hoy la valentía es un recuerdo nítido, postal de aquella noche de desvelo donde intenté todo, incluso acobardarme. Andá a saber qué hora era. Yo comí con hambre y en un horario raro, no sé si por las costumbres de la familia de Gabriel o porque era verano.
Hasta esa noche, yo siempre había dormido en mi cama. Me acomodaba de costado para mirar la tele que mi hermano monopolizaba por ser el más grande.
Esa noche tenía calor con dos frazadas, y sentía el pecho transpirado. Gabriel se durmio automáticamente después de tomar helado, y yo quedé a merced de la luminosidad que se colaba por la ventana, dejando entrever las siluetas de lo que había en la habitación.
Di vueltas en la cama durante algunas horas hasta decidir que solo yo podía juzgarme, pues hasta entonces sentía que me reprenderian ni bien me destapara, y salí sigilosamente al patio para encontrarme con la luna llena.
Jamás había visto u oído hablar de las luciérnagas. Un halo de insectos iridiscentes formando un camino de aire que que se extendía hacia algún horizonte que decidí perseguir.
El camino de las luciérnagas me condujo bosque adentro, y me abrí paso hacia ahí donde ya ni se veían las luces de las casas y solo se escuchaba el cuchicheo de los animales.
Paré a descansar en el árbol más grande, y crucé miradas con lo que hoy llamo una lechuza. Tenía sus ojos clavados en mí.
Ella notó que yo no iba a hacerle daño, y se acercó pausadamente. Me habló, marcandome un camino.
Yo la seguí por entre los arbustos, ella cazó un bicho alado y juntas compartimos el festín bajo una luna inmensa que para mí marcaba la luz del día.
jueves, 23 de julio de 2020
Día
Yo me levanto justo después, me aseo, me pongo lindo y empiezo la rutina. Preparo el desayuno para dos, y como mi parte. El mate me acompaña mientras respondo los mails. Robert necesita resuelto el presupuesto con urgencia hace cuatro horas en Estados Unidos.
Elaboro cinco documentos de Excel y los despacho. Encargo un juego de cortinas por Mercado Libre, y salgo al barrio para comprar lo necesario.
Tomates en la verduleria; queso en la fiambreria; polenta en el almacen; vino en la Vinería y -cuando estoy volviendo a casa- me doy un gusto y compro dos alfajores en el kiosco.
Regreso, pongo la pava aún con la bolsa de las compras en la mano y llamo a madre. Ella me cuenta cómo está. Dice que todo está muy frio cuando no hay estufa, que las cosas están caras y el barrio peligroso. Toma, conmigo al teléfono, la medicación.
Corto, dejo el teléfono fijo y voy por el martillo. Enmarco una foto en blanco y negro de nosotros dos, y cuelgo en el comedor un cuadro que ahora pende de un clavo. Riego todas las plantas de interior. luego me fumo el cigarro de la paz y procedo a leer los diarios: debo para la tarde saber cómo está la economía local, nacional e internacional.
Estoy leyendo sobre el primer repunte de la Bolsa en meses cuando el poeta abre la puerta del patio y entra cabizbajo, trayendo consigo una brisa húmeda y los rayos tenues del sol. Se sienta cerca mío, se ceba un mate frío, helado, y parece buscar algo con los gestos de su cara. Al fin empieza a hablar, tal vez con miedo a haberse olvidado cómo. Eligiendo una por una cada palabra, comienza un monólogo lento y me cuenta que esta mañana vio una flor nacer.
miércoles, 22 de julio de 2020
vos, que tanto entendés (2017)
la tosca automatización de la psiquis. sé que
a esta hora está todo más traslúcido. y las luces del semáforo dejan ver las cicatrices.
formando un hilo de luz entre pantallas,
un halo de imaginación salta las vallas. corta monotonía.
cómo parás la inercia, explicalo vos
que tanto sabés de física.
como volvés atrás cuando la recontra cagaste,
vos,
que tanto entendés de ética
no es que haya moraleja detrás del gran final
sí?
más bien pedazos de vos mismo que levantar
y pensar
que al final
por el mismo camino que vas
tropezás
una vez y otra vez
y es que en vez de usar tus pies
volás con tu mente
sin mirar al frente
sin estar consciente
de la mierda que pisás
y es la misma que dejás
un dia atrás
cuando vas
caminando a tu laburo.
viernes, 17 de julio de 2020
miércoles, 8 de julio de 2020
Cuántas veces fuimos, niño
nuevamente.
dolor sobre dolor sobre consuelo de reconocer la constricción.
aún así, pasó una semana y yo no me fui a ninguna parte.
solo gané escapando
en otras viejas huestes
complicidad con el temor.
me veo humillado y me abrazo, niño ingenuo,
te siento cerca mío, y te arropo.
con dulzura te deslizo que estamos en una situación compleja.
esta langosta chapotea en aguas tibias
se calienta
mi dolor más mio.
lo absurdo de mis propios brazos rodeando mi torso
y lo valiente de darme calor.
hechas las pases con el pánico, te habla un hombre que ya no espera.
lunes, 29 de junio de 2020
Apuntes escritos en un libro de papel
Mi amigo H. es rosarino, pero hace ya muchos años que vive en Buenos Aires. Vino de urgencia a la ciudad porque su mamá se enfermó y fue internada. Él está parando en la casa donde pasó su infancia e invitó a cenar a todo el grupo de amigos hace cuatro domingos. Fue la primera noche fría de la temporada. Lo recuerdo bien. El viento empujaba el frío húmedo a través de mi pulover mientras esperaba que abriera la puerta.
La cocina en sí es un ambiente muy humilde, con una pequeña mesa redonda para comer. En un armario donde se guarda mucha vajilla, hay fotos de hijos e hijas en distintas etapas de su vida, tal vez alguna nieta. En la mesada un yerbero gigante al lado de un mate chiquitito, de pocillo. Esperando en el escurridor, un plato, un vaso, un cuchillo y un tenedor. Claramente fuera de su lugar, posado sobre la misma mesada de granito, un pastillero a medio vaciar. Finalmente, un patio que H. mantiene con el césped al ras y con rosas y hortensias en flor, tal como lo encontró. Por mi afición a la jardinería, noté que no quitó las malezas que salen al pie de los arbustos. A las despampanantes flores se les sumarán, con el correr de las semanas, pamperas flores escuetas, amarillas.
domingo, 7 de junio de 2020
Cautiverio
El campo de batalla era su ser. Su cuerpo, devastado por el armamento pesado de un rival más grande. Su ánimo, menguado por la propaganda. Su mente expuesta a la guerra fría.
Descubrió entre largas caminatas que su futuro se desenvolvería lejos de los humanos. Al igual que su perro, progresivamente dejó de acercarse a su padre a fuerza de golpes. De avistar pájaros y atacar panales a estudiar para ser biólogo. De su hogar atormentado a la fría academia. De ser colonia a independizarse.
Una tarde de verano, caminando por el bosque Malietoa, notó una extraña madriguera entre árboles y se sentó a esperar. Movido por una oscura certeza, detuvo todo movimiento y dejó que la naturaleza respondiera la pregunta que nunca enunció.
Cinco Pelkendrús del tamaño de un niño aparecieron cuando el sol marcó las doce. No pudo imitar su piel plateada ni siquiera en recuerdos. Tomó el encuentro como una señal y siguió volviendo, y asi lo hizo por años.
Con aires de proteccionismo, no le dijo a nadie de las mítólogicas aves terrestres. Se obnuviló con su luminiscencia, similar a las noctilucas del mar Pacífico, que hacen brillar el océano cuando la luna oscurece. Se convirtió en el primer humano, tal vez en siglos, en atestiguar ese canto gutural y armónico que los brujos dicen anticipa la tormenta anual.
Dijo que los amaba y comenzó a perseguirlos. De la excusa una cruzada violenta para encerrarlos. Con el título en mano y con presupuesto disponible, creó el Instituto de Investigaciones Oníricas y domesticó al último clan de Pelkendrús.
Los estudios arrojaron resultados prometedores para la humanidad y dieron prestigio a su nombre y apellido. Los Pelkendrús, en cautiverio, cambiaron su semblante y su piel se volvió gris. El Doctor no sufrió al comprender lo que había hecho. El consejo de viejos sabios sabe decir que la historia se repite. Él los oye sin escuchar.
tocallo (sic)
lunes, 1 de junio de 2020
Guille viral
resulta que Guille estaba haciendo la cola para retirar un paquete que le llegaba por mercado libre en la esquina de Mendoza y Ovidio lagos, a una cuadra de su casa.
de pronto en esa esquina dos autos chocan y uno se va directamente contra la fila y se estampa contra una pared muy cerca de todas las personas.
nos enteramos porque nos llegan capturas de pantalla de gente que vio a Guille saliendo por tele en canal 3.
entonces hablo con el y voy hasta la casa a ver como está y si necesita algo.
me cuenta la historia en primera persona, muy desinteresado porque está haciendo otra cosa (por cierto, le regalaron un celular que se dobla a la mitad) y lo último que me dice al respecto es: "y yo aproveché que estaban todos en otra y entré a hacer el trámite porque estaba esperando como un boludo hacia como media hora"
martes, 26 de mayo de 2020
mi objeción ante la vida es que es una pésima negociadora. una madre sobreprotectora de la muerte que se queda con todo menos con la chatarra.
vos te fuiste a ser vacío, y dejaste nada más que un mundo en resaca.
igual me levanto. me lavo la cara. mantengo la rutina: de los dientes limpios, del culo lavado, del papel al cesto. pongo la pava. preparo el mate que prefiero que sea de madera pero ya no tiene sentido, busco la yerba que me gusta pero ya no tiene sentido.
enciendo una vela, me siento y empiezo. rezo por vos, en un principio. ofrezco mi canto a exú para que lleve tu alma a casa. después me olvido; confundido, pido por mí y por los que quedamos acá, viviendo y muriendo para sostener este teatro tácito.
canto, y canto hasta estar en trance, canto para estar en trance y conversar con las nubes. mis ojos son de tambor y mis pies caminan por la boca. atravieso la selva inmensa abriendo caminos. me inundo tanto de verde que hasta puedo oír mi voz como llegando desde afuera.
me olvido triunfante hasta que los rayos del sol llegan al interior de la casa y me despiertan del letargo. con los labios secos, me digo: acá estoy, soy una llama tímidamente prendida. todavía intento alumbrar la tuya, y cae sobre mí el recuerdo de este presente fatídico.
quiero llorar pero gasté todas mis lágrimas. arrojo el tambor con bronca y me quiero ir pero no me puedo levantar. espero hasta que se me despiertan las piernas, y salgo de ahí, dejando todo como está. no me lo quiero decir, pero en el fondo ya lo sé. camino hasta la entrada, destrabo las dos puertas y salgo a la vereda. noto todo lo que podría regar, pero elijo no hacerlo. allá afuera, todas caras desconocidas.
vuelvo a entrar. atravieso la casa y voy al baño. me siento en el inodoro. me seco el sudor de la frente. ejecuto el truco de la canilla del agua caliente, que está falseada. desde hace siete días, soy oficialmente la única persona que sabe abrirla y cerrarla. me seco las manos, secas como mi garganta. salgo del baño y vuelvo al gran cuarto. qué largo, qué frío está el otoño. relojeo la cama, el piso muestra todavía una pequeña llama sostenida sobre un río de cera. la escena entera forma parte de un ritual que se me terminó cuando dejé de creerle.
...abre os caminhos
salve as porteiras...
lunes, 18 de mayo de 2020
martes, 5 de mayo de 2020
sobre el consumismo y el yo consumidor
me lavo los dientes con un dentífrico vegano que viene de la india y cuesta 200 pesos. vegano sobre todo porque no experimentan con animales. descubrí también que el clavo de olor nació para desinfectar la boca.
para subir las defensas, en invierno tomo tintura madre de equinácea. intento tomar jugo de naranja semi semanalmente. tomo té de jengibre limón y miel. y cuando siento mal la panza o estoy tragando mocos, desayuno una cabeza de ajo por uno o un par de días. haré todo todo todo lo posible para ya nunca tomar antibióticos. ibuprofeno todavía tomo, a razón de cinco o seis por año.
estoy limpiando mi intestino actualmente con infusiones de yerba del pollo. tomando entre una taza y una botella cada dos días hace como diez días ya. la idea seria hacer veintiocho dias. se siente el intestino trabajando cuando la tomo.
empecé añadiendo verduras y flores de la huerta a mi dieta, y ahora pido un bolsón orgánico. se siente y mucho incorporar lo fresco, lo bendecido por la tierra. la gama de sabores cambia, el trabajo del cuerpo también.
lo que no pagás con dinero lo pagás con tiempo. hacer el pan. hervir la coliflor. exprimir la naranja.
creo en un objetivo de redes colectivas que se abastecen, se hacen crecer entre ellas, que yo produzco "por demas" para compartir con el resto, y viceversa. circulo virtuoso que le dicen.
fumo tabaco que coseché del patio. porro que cultivé con mis manos, o que me regalan manos amigas.
qué fue lo último que me compré? ravioles de una fábrica de pasta, yerba de la dietética, harina del almacén, semillas para sembrar. lo mpas inteligente es comprar tiempo.
no soy ni seré vegetariano, aún cuando no como carne. me gustan mucho los huevos (descubrí los huevos de campo) y el queso, el cual consumo menos. me gusta la carne y espero que las compañeras vacas dejen de ser explotadas, y se honre su trabajo.
martes, 28 de abril de 2020
El principio del fin
Nos comparamos con presos de lujo, narcos o algo por el estilo. Esa noche dormimos en el living. Extendimos el sofá y nos tapamos con la frazada violeta de micropolar. Vos me hiciste cucharita y yo no me podía no dormir pero no quería, por el aliento calientito en mi cuello.Desperté cuando ya no llovía. A la mañana siguiente escampó, dejando el cielo bien arriba. Tenías olor a cachorrito cuando te despertabas, y me lo contagiabas.
Yo vivi tres décadas y unas seis mudas de piel. De mi vida pasada con vos, tomé la costumbre que aprendí de tus narraciones y perfeccioné escuchándote: aprendí a colorear.
La cocina era muy pequeña en relación a la casa. El color magenta de la pava gastada, apoyada sobre el anafe amarillo azufre. Tenías los minutos contados para que el agua no hirviera. A eso yo le llamo instinto. La luz de la lámpara no amarilla sino calida. Los cubiertos color tramontina, la mesa algarrobo. Los modos de percibir que me enseñaron tus ojos color arroyo cristalino, piedra lavada, verde esmeralda, mundo enfrascado. Por la tarde, decidimos salir a dar una vuelta.
Me confesaste que te alucinaba la nitidez de las cosas cuando pasaba la lluvia, me dijiste que lavadas parecían volver a tomar su momento original. Chapoteamos por cinco mojadas cuadras hasta llegar al Parque Alem. A esta altura, ya había sol y mosquitos. Sacaste la manta, inauguramos los mates y nos sentamos a tomar aire. En el lugar no había nadie. Bromeé que si seguíamos siendo presos, ahora éramos V.I.P.
Te conté lo que me imaginaba del futuro. Una distopía tecnológica, un hacinamiento inminente. Inventar para mí refugios, la construcción de un mundo mejor, de mil casas enorme para nosotros, sin límites a la vista.
Vos me preguntaste de qué pensaba vivir, y yo te pregunté lo mismo. Fue la primera vez que mencionaste esa casa que pertenecía a tu familia, que estaba un poco venida a menos, alquilada de palabra a una gente conocida.
Te fue cambiando la cara mientras yo te hablaba, y para cuando lo convertí en un monólogo sobre vivir viajando por el mundo, tu cara se había vuelto color amarillo hojarasca. Balbuceaste las palabras "sos muy complicado, creo que yo no pienso tanto", y cambiaste de tema como quien cambia una película porque va a ser triste.
Después de casi dos años juntxs, ese día conocimos la decepción en las palabras del otrx. Si me preguntás, para mí ese fue el principio del fin.
frases hechas que dice mi viejo
lunes, 27 de abril de 2020
ahora que paso
cien poemas escuchándola
ahora que paso todo el tiempo en casa, soy testigo de los enriedos mentales de mi madre.
quien contempla por suficiente tiempo al abismo, dicen, termina por convertirse en él.
me enseñó a quitarle la humedad a cuatro paredes y un techo solamente con un pequeño cepillo. soló tomó una mañana. una habitación vieja, venida abajo, otrora habitada por mi abuela, que ahora ya no lo parece tanto porque está blanca, brillante y huele a lavandina.
una por una, cada cual con su papel de diario y con detergente, limpiamos los vidrios de las habitaciones de la casa.
de todas formas, lo que más me gusta a mí es todo el tiempo libre que tengo. mi momento preferido es echarme panza arriba cuando es de noche y hay silencio, cómo extraño el silencio. cuando llega lo valoro mucho, con la luz apagada y el reflejo de la noche que se cuela por la ventana.
últimamente viene mucho a mí él recuerdo de Fátima leyendo un poema mientras va pidiendo perdón por leerlo
con la fragilidad de un mundo que implosiona.
un bar pequeño, pero lleno. un silencio casi completo, y el progresivo apagarse de los murmullos.
todos se dan cuenta de a unx y van poniendo su atención ahí,
algunxs preguntándose si llegaron tarde.
estos dias estoy leyendo la peste de camus, habitando la ídem.
cada día a eso de las nueve de la noche es la hora de extrañar para mí.
una danza de saudades y nostalgias, una marea alta en el vientre.
lo que se terminó, y lo que volverá transformado.
ahora guardo las cabezas de las cebollas de verdeo, las pongo en agua para que rebroten,
pienso que podría abastecer de verdura cultivada en casa un microuniverso entero.
en tiempos donde otras personas esperan otras pastillas, yo sigo queriendo la de chiquitolina,
cómo no amarla con ese nombre, y qué ganas de darle un abrazo al Chavo del 8,
cómo estará sobreviviendo ahí adentro del barril, cómo procurará su torta de jamón.
cuando termine la cuarentena y vuelva a tener charlas sinceras con otras personas, les voy a contar que muy bien en familia, que nadie se suicidó, que escribí tres relatos.
madre dice que para los viejos cada día es un día perdido
yo le digo que no sea derrotista, ni que estuviéramos viviendo en el último episodio.
domingo, 5 de abril de 2020
Abril de 2020 (Relojería)
La escalera tiene, en la mitad, un pequeño mirador construido por dos albañiles que nacieron en Austria y se mandaron a mudar porque los corrían los nazis, ha visto. Dice que los austríacos eran brillantes, dice que en el medio del viaje, al barco lo embistió un bicharraco marino, y los austríacos le construyeron al barco un revoque derritiendo cosas en la hoguera. Brillantes.
Y a la mitad de la escalera con alma construyeron un mirador desde donde se ve siempre la catedral. Es un espectáculo el atardecer. A la catedral le llevamos un reloj con un Jesús tallado en cerezo. Arriba de la cabeza del Jesús, en la parte superior de la cruz, está el reloj. Le pusimos manecillas de plata, traídas en carro desde Potosí dos siglos atrás. Maravillas que encontraba solamente el Norberto. Si habremos hecho nuestras cosas, si habremos trabajado. Eran otros tiempos. La gente palmaba por una gripe. Mucho más que ahora, que la gente está más consciente, más enterada con esto de los virus. Cuando yo nací, en la Argentina no había penicilina. Y cuando era chico, le ganamos a la polio por goleada, pero el árbitro era mal bicho y nos expulsó a un par.
La relojería estuvo abierta hasta la Guerra de las Malvinas. El hijo del Norberto fue a pelear. Nunca vio un inglés pero volvió y estaba cambiado. Parecía otro. El Norberto se lo llevó a las sierras de Córdoba, se fueron juntos. Se fueron a un pueblo chiquito, y ¿sabés lo que me dijo en una de sus últimas cartas? "Acá no tengo reloj. Todos los días son el mismo". Yo me preguntaba, ¿a qué planeta se mudó este? Pero ahora no te miento si te digo que lo entiendo. Toda la gente en sus casas, parece la Final del Mundo todos los días.
Mi nieto me compró un celular el año pasado, de color plateado el chiche. Quería que me vaya con él. Vive en Barcelona. en un departamento y sube por el ascensor. "Yo no, ni mierda", le dije, porque me muero de un soponcio encerrado ahí adentro. Yo te agradezco mucho, pibe, por esto de venirte para acá en plena cuarentena. Yo sé que las inmobiliarias no están trabajando, pero ya me queda poca cuerda, no quiero perder un día más. Te la reservo ya mismo como que me llamo Arnaldo Ortega. Encima dicen que los viejos estamos todos en jaque. Me mandé a mudar del geriátrico porque no me dejaban tomar los mates en el sol. Estamos todos locos. Yo soy viejo pero no boludo. Me van a agarrar a mí para cualquier cosa, qué soy yo, el último orejón del tarro.
Yo te adelanto este mes, y te voy pagando religiosamente todos los meses, como que me llamo Arnaldo Ortega. Cobro la jubilación el cinco de cada mes. Por lo menos salgo un rato, miro los pájaros, veo la gente. Vos venime a cobrar, que yo no sé usar los bancos. Gracias por el café, pibe, riquísimo. ¿Sabés qué pasa? Esta casa vieja es el único lugar que queda en el mundo donde hay lugar para mí, acá está el color del polvillo, del aserrín acumulado. ¡La gente como vos no sabe qué hacer con esto! Hay olor a madera, olor marrón. Me va a llevar unos buenos años restaurarlo, pero yo siempre me quise dedicar a esto. El tiempo ya lo tenía. Ahora tomé coraje, y no hay nadie que se anime a decirme que no puedo.
Voy a restaurar la relojería porque mientras haya relojes funcionando alguien va a tener que calibrarlos.
viernes, 3 de abril de 2020
silente
el fuego de la hornalla ya me quemaba y yo tenía todavía las llaves en la mano.
afuera están los gatos. arriba no vuelvo.
de alguna forma, entró otra vez.
miércoles, 25 de marzo de 2020
escribir llorando
anoche lo soñé, volvió para contarme.
vimos juntos la luz al final del túnel.
desperté sudando frío,
ansiando que claree el día.
fui primicia.
el canillita de un suicidio que no fue.
éramos cercanos pero
un día cayó un rayo y fulminó nuestro magnetismo.
de pronto las evasiones, las indicaciones mal dadas
la merca
el cómo andas, el si si si nos vemos mañana.
gabriel terminó muerto.
cayó por el balcón como un pollo que intenta volar.
cuando su cuerpo colisionó contra el pavimento
se quemó la biblioteca de Alejandría
se derrumbó la biblioteca de Borges
y se cubrió nomás de rojo el cordón.
nos conocimos hace algunos años,
intereses en común,
la molécula del espíritu.
fuimos inseparables por un tiempo.
gabriel vino a buscarme anoche,
esta vez me dijo vení conmigo,
te lo muestro todo.
los rituales de angustia,
daltónico de desconfianza.
las miradas que se cruzan, los datos que no concuerdan,
las grietas y las hendijas.
de todo lo que sentí el día que me avisaron,
no sentí sorpresa, lo confieso.
empezó a caer mucho antes,
espiral abajo
penduleando como un hilo que él pensó
-que todos pensamos-
que no se iba a cortar.
iba él en una procesión interna, una ruta de espinas.
yo lo vi todo, todo anoche en un sueño.
me pidió que les contara,
no saltó gabriel
lo empujó de atrás la paranoia.
viernes, 13 de marzo de 2020
jueves, 9 de enero de 2020
the end of the f**ing world
is that they don't know
what it looks like
So it's easy for them to get tricked
into seeing things that aren't there.
But then I guess
we all lie to ourselves all the time.
"Are you okay?"
Yes, I'm fine.
(final del s02e07)
Cómo
mientras te espero y vos
estás viniendo
Cómo te explico que escribo con la luz apagada
y que la tinta me guía
(que la tinta tiene un olor
y que vos tenés un olor
a vos y es tuyo)
Cómo me guía esta fe!
Cómo lo oscuro no es oscuro
sin lo claro
Cómo me guía el amor irrefrenable!
Y qué otra cosa queda
todavía acá después de tanto.
Cuando todo se derritió
esto quedaba:
"esto",
este amor.
martes, 31 de diciembre de 2019
lunes, 23 de diciembre de 2019
miércoles, 4 de diciembre de 2019
martes, 19 de noviembre de 2019
martes, 12 de noviembre de 2019
miércoles, 6 de noviembre de 2019
una birome gastada intenta escribir la frase fundamental sobre una hoja en blanco
un cargador está enchufado pero no hay nada del otro lado
la mesa está rota para quien lo sabe, para el resto de los seres está el mantel.
mi poesía es mi manta.
poesía
es que su gato se llame Tito,
el gatito.
tiene el talento de palpar encuentros
inmortaliza la acción efímera de humanitxs al interactuar
saca las mejores fotos del mundo
ahi está Flavio riéndose como un chanchito, haciendo una equis con los ojos.
y allá Ro y Ce mirándose a los ojos, arrancando un abrazo
en esta solo hay palmas de manos estirandose hacia el cielo
como una enredadera buscando el sol
y no entiendo por qué el gesto me conmueve tanto
yo sólo sé retratar plantas
un mburucuya virando de verde a naranja
una albahaca cotiledona emergiendo
por otro lado Silvi me confesó
que siente un amor tan pero tan grande
que no lo puede hacer carne
y tal vez la próxima vez que vea a su amadx
Silvi explote
como majin bu
yo ya no tengo amado y amada
tengo mi celular, y prendo la cámara
enfoco una hoja de repollo
que toca el suelo encharcado, un poco desprendida del tallo
y mientras va muriendo lentamente cambia de color
desde una punta hasta la otra
albergando todo el arcoiris adentro
a la vida y la muerte
por ti di todo, vida mía que mía no es. quise poseerte, y morí. quise observarte, y me elevé. elijo morir,
porque la vida es un ser inestable y prefiero la guadaña por sobre el puñal.
vi momentos bellos transformarse en recuerdos bellos. recuerdos bellos se oxidaron y cortaron mis sienes corroidas.
dejo la cantina de la vida con saldo a favor,
y que le inviten mis tragos a quien llegue entusiasmado y torpe,
y empuje la puerta donde dice "tire",
y se ria en vez de culparse.
y que le sirvan mis vinos a quien trabaja de equilibrista
y que narre historias sobre los abismos.
y que escupan con asco un aguardiente a la cara del maniático y dediquen dos besos al cielo.
que mi funeral dure tres dias y se encienda con alcoholes un fuego sagrado. que hagan una pira y tiren mi cuerpo al riachuelo.
implosionando en llamas, seré pichón de incendio forestal.
al final, me he de convertir en la gran lluvia. me haré humedad, condenado al alivio.
y aunque escriba estas palabras desplomado en la banquina de la ruta,
y mis tripas expuestas sean impresionables,
soy un camino hacia la fortaleza.
no invito a abandonar la lucha.
con amor irrefrenable,
M.
miércoles, 4 de septiembre de 2019
Acuario definido por acuarianxs
"Yo trabajo de anticiparme al futuro", el Rei.
martes, 27 de agosto de 2019
ponerle pausa al mar
quedaron algunas secuelas. una garganta raspada y roja. una luna en el tórax. siento una suerte de campo de fuerza justo entre mi carne y mi piel, como separándome de la existencia exterior.
ayer dormí doce horas, en mis profundidades, apapachado por una marea delicada y sutil.
soñé con Lara, la perra que se crió conmigo. cuando se murió, yo fui el encargado de arrastrarla hasta la puerta. al otro día la pasaron a buscar. había que llamar al mismo número que cuando estaba enferma, y la recogió el mismo tipo en la misma camioneta de siempre, esta vez no para darle pastillas sino para enterrarla, o para cremarla y esparcir sus restos en mi cerebro hasta que resucitó entre sueños.
a Lara la trajo mi hermana cuando era una cachorra callejera maltratada. tenía heridas abiertas, rabia y parásitos. esas alimañas emanaban más vida que ella. cuando llegó me presenté y la saludé, y recién me devolvió el saludo a la semana, más o menos cuando su estómago recuperó su tamaño normal.
Lara era negra como la pobreza misma, y salir a pasear es algo que nunca le hizo gracia.
en mis sueños Lara no ladraba, estaba echada sobre una piedra, yo también. el agua nos mojaba.
había algo en el mar que me irritaba mucho. las olas nos mojaban con una suavidad contundente, y yo sentía frío como se siente el frío en sueños. tambien sentía la saña de las aguas, molestandonos deliberadamente, la tiranía de un hermano mayor. la saga de Lara indefensa contra el mundo.
y yo queria ponerle pausa al mar, pero no podia moverme. quise incorporarme, asimilé sin poder comprenderlo que ahora estaba en el plano onírico e intenté romper el hechizo.
sentía sobre mi pecho el tronco de un gran árbol. traté de moverlo con mis brazos, y senti sobre mi hombro derecho sus raíces ejerciendo constriccion. entré en pánico y quise llorar, pero no sentía mi cara.
me concentré, y usé todas mis fuerzas para mover mi brazo izquierdo. solamente sentí un cosquilleo, un acto de rechazo de mi cuerpo para conmigo.
ese cosquilleo se parece al estallido de estrellas que se forma en mis ojos cuando tengo sueño y me los resfriego mucho, solo que acá ocurrían sobre mi hombro izquierdo, inmovilizandolo.
de pronto, todo se apagó. sudor frío empapaba mi frente. el agua mojaba mis piernas. algo merodeaba y no era yo. sumido en el terror, gritando en seco sonidos que se cancelaban, empecé a escuchar a lo lejos el llanto pausado de Lara.
el recuerdo de Lara recibiendo sin defenderse los cintazos de mi hermano, eso es lo que me trajo a tierra. su suplicio resignado, la paliza después de la travesura, el sufrimiento ajeno que en ese preciso momento me sacó del mío.
me desperté chupándome el dedo, entre la babia y la confusión. no me levanté. me quedé en la cama preguntándome si el desastre se habría resuelto solo.
sábado, 6 de julio de 2019
Tenemos que hablar
Le dije todo lo que me dolía de la vida y, después de respirar profundo dos veces, le dije todo lo que me molestaba de ella. Cuando me pongo triste, se me confunde con una nube negra.
Esperó a que yo termine el monólogo, el cual presenció de brazos cruzados, y me dijo algo como: "con esa vibra no me dan ni ganas de estar cerca tuyo".
Yo soy testarudo. Insistí en hacerme entender, y fui más sintético. Como había estado leyendo a Paulo Freire, traté de ser más copioso utilizando el plural.
"Tenemos que aprender sobre registro del otrx", "tenemos que comunicar lo que el otrx no puede adivinar", "tenemos que limpiar los microsoretes del bidet".
Ella era capaz de no enroscarse en los problemas de los demás, y no la amargaba la situación política del país o la catástrofe del dia. En un principio, sus características eran encantadoras.
Tal así su forma que era inmune a mis tornados, ojo del huracán de mis arrebatos más depresivos. Yo pateaba castillos de arena, ella parecía constructora de cimientos en el aire.
Hasta que empecé a sentirme una pieza en un juego que ella jugaba y yo no entendía. Después simplemente me perdí. ¿Su ternura era una pose? ¿O era ella genuinamente así? ¿Se abstraía? ¿O acaso alguien le otorgó el botón de "Mute", como un superpoder o un entrenamiento zen?
Para cuando terminamos de hablar, la presión ambiental colapsaba los hectopascales. No solo no me contestó ninguno de los items que mencioné con mal genio y acompañé con ademanes, sino que miró a una grada imaginaria para después solo sonreirme, enferma y/o genuinamente (A esta relación la archivé en la categoría "y/o").
Se levantó de su silla sin prisa, salió caminando y yo me quedé bramando como esos perros cabezones que no están genéticamente aptos para caminar.
Volvió cinco minutos después, más decidida. La piel de su cara brillaba reflejada por el sol. Se puso una campera y me dijo: "estuve mirándome al espejo en la pieza de adelante hasta que me olvidé de todo. Me hizo re bien. Te lo recomiendo. Bueno, me tengo que ir a trabajar, ya debo estar llegando tarde".
Me tomé de un solo trago el jugo ya tibio mientras la vi irse a la calle, cruzando el tornado. Fumé un cigarrillo que no pude terminar porque lo mordí a la quinta pitada. Prendido fuego por dentro, salí al patio, atravesé el pasillo, y entré en la habitación para mirarme al bendito espejo.
Era un espejo antiguo, de casi dos metros de alto y un marco de madera lacada en dorado. Estaba apoyado contra la pared y parecía que llevaba un siglo sin que se lo moviese. Me acerqué tanto que lo empañé a la altura de mi cara, y tuve que esperar a que se aclare. Entonces fijé la mirada, me olvidé de la habitación, de mi cuerpo que parecía pequeño, mi ropa que parecía desentonar, e hice contacto visual.
En primer lugar, el espejo me devolvió un rostro desconocido. Luego entrecerré un poco los ojos y la vi a ella. Su semblante era de paz, en un principio. Después me miró con cara fea, y cuando clavé mis ojos en sus ojos pude ver la bronca. Retrocedí, quise escapar pero me quedé. La imagen se transformó imperceptiblemente hasta hacerse más familiar, hasta que reconocí mis cejas anchas. Me fui a caminar y salí sin llave. Tuve que esperar en la puerta hasta que ella volviera para poder entrar otra vez.
No duramos mucho más tiempo. Ella salió de viaje, yo encontré trabajo y la casa ahora es la sede de la Obra Social de un Sindicato. No volví a saber de ella, pero descubrí su gran truco muchos meses después de esto. Ella era una ilusionista. Tenia el poder de encender un juego de espejos cuando lo que enfrentaba afuera no le hacía sentir bien. Con solo activarlo, ella podía verse a sí misma del otro lado devolviéndose una sonrisa.
Aprendí ese truco después de mucho practicar, como persiguiendo una epifanía. Pero el tiro me salió por la culata al comprender que nunca pude superar mi error original: yo nunca me devolví una sonrisa, y ahora todo me frunce el entrecejo.
martes, 18 de junio de 2019
Un rezo diario
Doy gracias al Universo por los sucesos,
aquellos que inician y terminan largos procesos.
Honro a mis Guías de Luz,
quienes me muestran los caminos por los que saldré ileso.
Agradezco a los seres que ayudan
a descubrir mis virtudes y debilidades
siempre reflejo a reflejo
y a esas personas que me ponen en perspectiva
consejo a consejo.
Acepto el regalo de mis vidas que permitieron la abundancia
en la que hoy me encuentro entre lágrimas;
la expando desde mi centro para recordarle a todos
que también la tienen dentro.
Porque esa abundancia viene desde lo interno
y solo desde el Amor lograremos que ese regalo sea eterno.
lunes, 10 de junio de 2019
Carta corta
lunes, 3 de junio de 2019
Cabeza de ancla
pesa la mente, pesan los pensamientos;
pesa la mente, pesan los pensamientos.
Todo lo inconcluso se termina
cuando la carne ya no sea un asunto.
Pesa todo lo que no es vacío,
todo lo que no es silencio.
más cercano a mi perfil psiquiátrico que al literario.
Otra dosis más, mirando el cielo irse por la ventana
Odio y rencor como formas de doler.
Cómo no voy a despreciarles
si me desprecio
Cómo voy a querer verles
si me desprecio
Necesito ayuda
como quien dice
Me siento sólo
y me caigo mal.
martes, 30 de abril de 2019
No hay filtros ni recaudos en el interactuar con ellas.
No hay más miedo a sentir porque sentir me corresponde.
No hay más control porque el control es el primo de la muerte por asfixia.
No hay más rechazo ni represión porque no hay más vergüenza.
No hay más separación.
No estoy enojado con papá. estoy enojado con la vida porque te arrojan a este mundo doliente a estar solx, excepto que nunca estoy solo y que la pacha me guía.
Dicen que atrás del horizonte espera pacientemente el final del odio.
domingo, 28 de abril de 2019
martes, 9 de abril de 2019
Llama olímpica
Entonces salí rápido a buscar y busqué repuestos y respuestas, y tambien busqué remedios de todos los colores, y busqué reparo en los otros elementos y hasta quise calor por contagio de la llama de otros seres. No me funcionó nada.
Flor del ceibo y sus leyendas,
Talisman de luna nueva en Aries,
Sé que mi ser solo puede encenderse desde adentro, es como un horno.
Y yo, que soy un fauno con flechas en la espalda y un arco en el corazón, sé muy bien que el fuego esencial no puede apagarse. Y que la tristeza también es gran maestra.
El tiempo y su paso inevitable, el lodo, el pantano húmedo y las manchas de tierra. Caer hasta olvidarte. Levantarte otra vez, agarrado de lo que nunca se desprende, de la fe y la mano amiga.
Acaso la esencia sea como la llama olímpica, una posta mundial que llevamos en equipo un rato cada une, pa que no pese tanto la pena, pa que no queme tanto el ardor.
escribir un cuadro
La muerte no desentona en el paisaje de la vida. Los ojos ya ausentes de ritmo aún devuelven los latidos de quienes lo miran. La muerte no se ve ajena en el paisaje de la vida; la ropa, a la distancia, sí.
Piazzolla
Curtir el mirar
El sumo pontífice
Llegó con la mirada de quien vio piedras erosionarse hasta convertirse en desierto.
Vestía una túnica, una pieza de todo el cuerpo, sin inscripciones ni dibujos, solamente formas.
Llegó e hizo que el cielo virara del azul al negro sin nunca ponerse gris.
Sin medidas de tiempo más que el cielo sobre la tierra, llegó e hizo un solo gesto que nada se parece a un mudra y que el Buda jamás intentó hacer.
Con la postura de una montaña, dio por terminada la guerra y uno por uno se fueron apagando los alaridos.
domingo, 31 de marzo de 2019
Radiografía escrita de la jaula
Me sentí en casa en los momentos más improbables, hasta derrumbar uno por uno cada mito sobre la seguridad.
No deseo volver al vientre de mi padre. No me interesa si mi madre la tiene más larga que yo.
Yo tengo tantxs hermanxs que no los puedo contar.
A mi primer hija la corté de raíz por macho. De la segunda coseché sus flores efervescentes y las fumé entre burbujas.
No tengo trabajo ni el trabajo me tiene a mi.
Estoy destruyendo urgentemente el sistema comercial.
Tocando botones. Reciclando neuronas. Gastando nafta.
Transpirando transnacionales. Comiendo carne fraterna.
Cagando brotes. Sangrando tinta.
Me deprimo, me distraigo, me vuelo, veo atrás de las nubes, me acuerdo, y vuelvo a escribir.
viernes, 25 de enero de 2019
viernes, 18 de enero de 2019
Gracias Corán y Termotanque, alto honor estar ahí
sábado, 5 de enero de 2019
mapas nuevos
Magnetismo en mi pecho, la luna su regente.
Un sentido del tacto en el ano que superó el pudor sin psicólogo. En la cima del cerro del pudor, una vez que cambiás el aire y se pasa la piel de gallina, hay un mirador imponente pero yo cierro los ojos y respiro placer.
Tosco y brusco el tocar de mis nuevas manos, curtidas y empolvilladas. Me piden arcilla para exfoliarse. Por primera vez en mi vida, mis manos se resquebrajan y yo me pongo cremita, macho y hembra de mi protagonismo.
Pulsos. Un dolor en el vientre constantemente;
si a la tierra le duelen los abusos, replica en mí,
vientre abierto al sismo.
Cortar. Las uñas de las manos con los dientes, las de los pies con las manos, la leche acumulada con una paja, la paja sin culpa, el café sin azúcar, el vino con la billetera como criterio único, el cero sin miedo y la muerte siempre en el rabillo del ojo izquierdo.
lunes, 29 de octubre de 2018
ritual
Hoy no temo a mis emociones y ellas a mí no me temen.
Abrazo mis profundidades con todo mi cuerpo. Tauro al encuentro de escorpio, escorpio al servicio de la transformación.
viernes, 26 de octubre de 2018
poesía del desamparo
Yo soy un duro.
Yo soy una piedra servida en un vaso, un acto descolocado.
En cambio el agua diluye el peso entre un universo de gotas, todas ellas me atajan cuando mi cuerpo se arroja al océano.
Veo todo desde el puente, expectante por el encuentro con la otredad. Es que solo hay dualidad si puede romperse.
Por eso me dejo abrazar por el océano. Para romperme. Último recurso para exceder la roca en la que me he transformado.
El consuelo entró en mi sien.
El consuelo es una brisa de primavera, colorida,
superficial, temporal.
Es un ciclo.
Agua de escorpio cae del cielo. Me toca la cola. Busca mi sexo. Entra y bombea mi corazón.
Estoy virando a granizo.
lunes, 1 de octubre de 2018
ante el aumento ajeno
me está esperando la propuesta de procuparme
porque macri es la fiesta a la que nunca me van a invitar
porque el fmi trajo la piñata
porque el capitalismo es una correa de ahorque
hecha en china
sin embargo, cómo se los explico,
soy sagitario, guache,
tomo un vaso de agua y ni me mambeo
y eso que el espejo me pregunta
si mi cuerpo es mío
y ante el aumento ajeno
el abrazo es leña
qué es el fuego, me pregunta el espejo
y yo le digo que este fuego es una manada de chispas
y le cuento a mi espejo que no puede ver más allá
que adentro mio hay una maquina analógica traqueteando
que se alimenta de vasos de agua
y que no me la pueden desalojar
no será hecho el deposito que merca la ley
lo que quiero decir es
que fukuoka me contó en un libro
que podés cosechar cinco mil kilos
de arroz por hectarea
solo tirando compost al compost
la revolución de una brizna de paja
el conocimiento se transmite
food for thought
yo hablé con la abuelita
y me dijo que me olvide
de las pequeñas diferencias
abro una llave difundiendo poesía
estoy cifrando una estrategia milenaria
compremos arroz
lentejas
porotos
pongamos agua
toneladas de agua
a calentar
nos demos cuenta
que necesitamos
una olla más grande
y comer afuera
con cualquiera
que traiga un plato
hay para todxs.
I
acaso voy a
jueves, 20 de septiembre de 2018
tango millenial
la gente escribe por feisbuk
y ama por whatsapp
por eso vuelvo a verte
porque soy de hoy
pero del hoy de antes
plena transición a la convivencia tecnológica
en el camino
perdí géneros
deconstruí viejas catedrales
y escarbé hasta desenterrar mis propios dogmas
vuelvo a verte
por los audios de whatsapp que son poemas
por los poemas que no subo a feisbuk
porque te quiero
porque quiero
escribo
en una ciudad cualquiera
no se recomienda hacer un fuego
porque la pira de mi pecho se ahogó
y escribo para abrigarme
para deslizar esta tensión
porque la neutralidad de las palabras
se destruye con rayones
cuando las manos aprietan solas
y el estómago se siente un ancla
escribo la incapacidad de usar la cama
para dormir
sábado, 18 de agosto de 2018
más todavía
Se le empaña la pantalla
y no lo nota
En este bar vacío
de la Guemes de Córdoba capital
a través de dos vasos que tenían cerveza
Ya no hay lugar para silencios incómodos
La tensión mudó de piel
y ahora acecha reflejada entre aparatos
No invisible sino diluida
Yo temo por su hijo por nacer
Entonces pienso en mí
Cómo crecí
hasta donde llegué
Y más todavía
temo
martes, 14 de agosto de 2018
Pibito
Patalea como si estuviera manejando
el auto de los picapiedras
Toca todo lo que ve
Y después de tocarlo
Lo toca de nuevo
Me hace preguntas
Y miau? Me dice
Con el esfuerzo
de hacerse entender
A veces Pibito no se explica bien
O yo le cuento algo y no lo entiende
Todavía no aprendió a hablar
Sí a comunicarse
A cada cosa nueva
la bautiza "nonó"
Son señales en su ruta
para acordarse que pasó por ahí
Mientras tanto yo pienso
En los cinco mil años de humanidad
Piedras labradas y lobos domados
Caretas levantadas para protegernos
de las protecciones del otro
Y Pibito señala
De pronto se ríe
y me contagia liviandad
La risa no lleva
cinco mil años de humanidad
Es atemporal
como el viento
Se ríe porque miau
entra por la ventana
Ejecuta un salto con gracia
Ese gato podría ir a los juegos olímpicos
Pero no va
Se acomoda en una caja que está allá arriba
en el pico de la casa
Y dice: miau
Y hacemos silencio
domingo, 12 de agosto de 2018
despedidas
Me dijo
A mí me gustan. Soy poeta
Le dije
Vos no sos poeta
Me dijo
Mentirosos repitiendo verdades
para engañar a la muerte
Un despliegue de estatuillas y estampillas
para parecer pulcra
Para poner entre ella y los demás humanos
una distancia donde no se vea el miedo
viernes, 27 de julio de 2018
temperatura corporal
que yo pisé descalzo
caminante por las brasas
enredaderas en tus brazos
y un solo dedo en la miel
una mano en el papel
voy escribiendo tu cintura
dormimos juntxs
sin soñar
anidábamos un estado onírico
tan en mí tan cerca tuyo
calor sutil
horas en paz
conmigo
vos un faro
me desperté antes que vos
te escuché dormir
descifrando tus colores
dos juegos de respiración
enlazando música ambiental
la temperatura corporal
es el termómetro más fiel
suave y simple
como secarse al sol
guardo esa calidez
en el especiero de mi memoria
en un frasquito sin etiquetar
justo al lado de la menta
El día fuera del tiempo
Cuatro días antes que eso, me puse a conversar con una mujer y me fui caminando a dormir con ella para descubrir que ya la amaba, que ya la amé siempre.
De esos cuatro días, pasé casi tres a su lado, dándonos cuenta. Mirarla es reconocerla de algún pasado o algún futuro, es instintivo como mover los brazos.
El resto de ese tiempo lo pasé trabajando (se me olvidó dormir).
El martes 25 de julio de 2017 a la mañana bien temprano, en el último episodio de ese fin de semana inconmensurable, acompañé a mi hermano Tincho a recibir la medicina del kambó. Él salió de la casa Haira Haira feliz y pleno, yo me fui temblando.
El trayecto para llegar a mi casa desde ahí consta de escasas diez cuadras a través del parque Independencia. Recuerdo que hice una parada estratégica atrás de un ombú para mear y sentarme en sus raíces a recuperar algo de fuerza. Me sentía totalmente atontado.
Cuando finalmente llegué a mi casa, fui directo a la cocina y preparé un coctel de protectores: piqué un ajo, hice un té de jengibre limón y miel, cociné un arroz con curcuma, ingerí todo junto y me derrumbé en la cama.
Deliré de fiebre durante todo el día fuera del tiempo.
Volví a mí recién al otro dia de aquel punto medio entre viaje largo y sueño fugaz. Ahora era yo y otro(s) yo. Sensación de estar reconfigurado.
martes, 24 de julio de 2018
lunes, 16 de julio de 2018
viernes, 6 de julio de 2018
herencia
qué es la muerte sino atemporalidad? aliada de la gravedad y de todos esos físicos que calculan emociones, la muerte hace que todos caigamos por nuestro propio peso.
igualmente el tipo, aún después de muerto, tiene hijas. hijas que lo lloran. yo no lloro por él, aunque lo conocía bien.
de chico, yo iba a la cancha con mi viejo. éramos él, mi hermano mayor, adolfo y yo. teníamos el ritual de ir tres horas antes del partido para poder sentarnos en la mejor ubicación. el gigante de arroyito, la cancha de Central desde donde se escucha el río Paraná, fue donde pasé algunos de los momentos más emotivos de mi infancia.
de adolescente, me pasé a otra tribuna. iba con mis amigos, insultaba a los que insultaban a los jugadores y gritaba los goles mirando a la platea donde estaba mi viejo. pocos años después, él dejó de ir a la cancha. argumentaba que desde su casa lo podía ver con un cafecito y mirar las repeticiones de jugadas dudosas. yo creo que estaba cansado y ya no le veía el sentido.
en la camiseta de Central con la que enterraron a Adolfo hay bordadas tres nuevas estrellas, una por cada quimioterapia que sobrevivió dejando todo el sistema inmunológico en la cancha.
cuando lo conocí, él ya era viejo. escuchaba mal y además no le interesaba escuchar y eso le hacía escuchar peor. francamente no recuerdo de qué habremos hablado en las cientas de conversaciónes que tuvimos con él. sí me acuerdo de una vez que me puteó mucho. estábamos viendo un partido de Central por televisión, y yo a la vez lo escuchaba por la radio, que llegaba con unos segundos de anticipación, berretín de quien no se aguanta. un grito de emoción que no pude contener le arruinó una sorpresa. un penal para nosotros que después el nueve pateó al medio y lo erró.
empecé a verlo menos cuando dejé de ir a la cancha con mi viejo. tres o cuatro años atrás, se enfermó y mi viejo también dejó de verlo. hablamos por teléfono alguna vez. muy cada tanto él llamaba al teléfono fijo, muy pero muy cada tanto el que atendía era yo.
entonces, ni llorar por el tío adolfo ni indiferencia por un anciano que descansa en paz. soy esto. una angustia compartida, una desolación ajena. un servicio comunitario para el tipo que ha sido mi viejo, para el pibe que será mi sobrino por nacer. llorarlo, llorarlo una tarde de agosto sin sol, sabiendo que estas lágrimas no son solo mías, son por él. son para mi viejo.
justo adolfo se llamaba. adolfo. y mi papá, hijo de padres judíos que escaparon de la guerra en barco. mi viejo, de joven enano y ruliento. mi viejo, hijo único, sin prepucio y sin religión. sin lágrimas para llorar a su compañero de vida. sin respuestas ante la muerte que le sigue expulsando compañeros de equipo y lo va acorralando contra su propio arco.
martes, 26 de junio de 2018
que es la poesia?
es inflamable
cuando lo termines
tendrás una bomba molotov
en las manos de tu mente encendida
lunes, 25 de junio de 2018
acuario quebrado
gritan en mi mente
muerden en mi pecho
me cosquillean las pelotas
rompí los relojes
el amor es de fuego
era una metáfora sobre quemarse sobre mentir
yo transmutador
acerco mis manos a la llama
que me abriga los inviernos
donde quema lo helado
martes, 19 de junio de 2018
trip report
Lugar de la ceremonia: Arroyo Seco
Gente: el paxé Txana Itxá de Huni Cuin, familia Haira Haira. Mi hermano Tincho. Éramos en total 32.
"para aprender,
para luego volver a enseñar,
para luego volver a aprender,
en el viceversa de volver a empezar"
(klan)
Intenciones: desde la tierra, trabajar y sanar familia. Desde el cuerpo que la planta entre y sea guía.
Mi dieta fue distinta: últimamente mi alimentación siempre es la de preceremonia. No tuve que cambiar nada desde el miercoles que decidí hacerla. Solo comer poco los ultimos dias.
Esta vez, a diferencia de las dos anteriores, fui hasta allá solo. Vivi el dia por mi cuenta. Lo pasé preparándome. Llevé mis aliades. Fumé. Pedi. Escuché. Tiré cartas.
La tirada sobre la ceremonia me reveló:
La Estrella - El Colgado - La Templanza.
Gracias.
Ya en Arroyo, despues de fumar unos porros, me sopló un rapé Tincho antes de empezar la ceremonia.
Fue mi primera ceremonia con la familia Haira Haira. No la ofreció Ivana sino el paxé Txana Itxá. Ivana cantó hermoso, Sofia también y lo mismo otra chica brasilera.
Los cantos Huni Kuin se rompen inesperadamente. Vocales hacen un espiral descendente hasta el silencio. Eso afuera me hacía retocer mis adentros.
El paxé sirvió la primera copa para cada unx. Después ofreció un círculo de canciones de su tradicion con mucha alegría y fuerza. Terminado, me acosté cerca del fuego, donde había visualizado días atras que me sentaria. Empecé a ver y sentir la vibración multicolor y eso sólo fue ascendiendo durante la noche. Recuerdo pedir ese mes que me faltó vivir en la panza de mi vieja.
Me sentí a gusto. Haciendo lo que queria en todos los sentidos. Es que realmente queria pasar el tiempo así, recostado, tranquilo, solo. Entre medicina, tapado y aprendiendo.
Fui el Colgado durante toda la noche, tal como las cartas me dijeron. En retiro voluntario, mi extravagante posición: libre de no hacer, de ser y de que la vida me sea.
La primera copa tuvo efectos corporales mas no calló la mente. Mi mente siguió cuestionándome todo. No vomité. Hice conscientes mi vientre, mi pecho, mi sexo, mi estómago.
Tal como las otras dos veces, no vomité en la primera toma. Siento que es porque llego muy entero y preparado. Bien ayunado, fuerte, mentalizado, relajado. En cambio, a la segunda voy un poco desequilibrado, bastante cansado, con el estómago vacío y con ayahuasca.
La segunda la tomé cuando ya estaba sentado con los Haira Haira, yo a la izquierda de Tincho. La primera copa fue una marea leve, y la segunda subio drasticamente. Supe que mi mente no iba a callarse si no era de esta forma.
Subió y me llevó hacia un lugar donde no hay bordes ni fronteras. Todo es circular, sin puntas. Todo está interconectado. O es un lugar muy antiguo o es un lugar sin tiempo. Pero, si es un lugar del pasado, ¿cómo llegué?
Todo estaba denso. Mi tercer ojo estallaba de data. Mi cuerpo y mi voluntad fueron quebrándose. Entré en un loop en el que siempre despertaba y veía almas milenarias reencontrándose, como si lo hubieran pactado asi, seguir trascendiendo, apareciendo en recovecos, en ayahuasca. Sentía que yo debía de estar involucrado, que seguro era una más de esas almas. Sonaban los cantos Huni Cuin.
Me sentía débil, no me podía mover, mi cuerpo estaba en proceso de vomitar. Solo quería taparme y descansar. Cada tanto abría los ojos asfixiado porque estaban sahumando e intentaba descifrar lo que estaba ocurriendo. No podía, sonreía dolido y volvía al trabajo intenso, sabiendo que estaba en un loop sin ya espacio temporal que me abarque. Duraria lo que hubiera de durar. Eso mismo fue la representación del final de mi resistencia. Me entregué de cuerpo y de mente junto a mi ancestral espíritu vibrando.
Fui mi padre. <Él está tan viejo como yo débil. Tengo tanto frío como él. Solo quiero la manta, taparme, refugiarme. Tengo puesta la campera que era de él, tan grande y yo tan pequeño>.
Era una sensación de saber que yo era mi padre, y que yo era yo. Un despertar en un lugar incoherente, absurdo, expansivo, gracioso. Yo era un paria, tirado en un rincón, Tincho al lado mío despatarrado y tapado entero. La rueda giraba. Alcanzaba a reírme, a preguntar por qué y cuánto más, y a volver al trabajo nuevamente.
En ese lugar no forme incluso me sentí un pato multicolor. En algún momento entré en algún tipo de error. Mi mente se sintió una máquina evaluadora y me dijo: "si no necesita, no es humano. Eso es todo lo que entiendo".
Me desconecté de esa fuente matriz y descansé aliviado, después de finalmente vomitar. Mi cuerpo entero temblaba. Sé que se estaba reconfigurando. Vibrando ahora circularmente y sin puntas. La ayahuasca tomó todo mi cuerpo, como renovandolo molecularmente.
Luego de eso, llegó un alivio inconmensurable. Descansé con felicidad y paz y disfruté de la bellísima música. Es celestial escuchar música de medicina. Dormí.
Al rato Tincho se despertó. Nos miramos y me dijo: "maxi, ya está, ya la pasamos". Nos reímos con el cuerpo y el espíritu y disfrutamos la banca mutua. Al rato nos fumamos unos porros y compartimos la alegria de estar en amor.
Ya tenía decidido que no iba a aplicarme kambó cuando empezaron las primeras sesiones. Ya era de día. Desayuné sol.
Volví a casa a tiempo para almorzar por el día del padre. Mi hermana había vomitado toda la noche, y a mi hermano le salieron llagas, lo mismo que a mí al día siguiente.
Registros fugaces:
-sentí que atravesaba el ser de las raíces. Como si el mundo bajo tierra fuera algo similar a lo que viví
-la familia Haira Haira tiene algo de libertario y rainbow que me hizo sentir muy en casa
-el extraño sentido del humor y la extravagancia hacían tolerable las demás partes incoherentes. a la vez, una no era sin la otra.
-el tiempo es la manija del mundo
dijo Blake: "To hold infinity in the palm of your hand // and eternity in an hour"
martes, 12 de junio de 2018
quilmes
Cartas
he aquí que brillo, que llamo y espero."
(el ermitaño)
de la luna hago leña
con su plateado creo mi blanco y mi negro
formo con su círculo la espiral.
su destello es la dicha de mis lagrimales
en su dinamismo está el mío
yo, que por dentro soy 80 por ciento océano.
cuando está llena siento al cien mi sien
y lamo mis heridas sin pudor
en mi intimidad con ella.
De la Luna para el Ermitaño
"caí en mí misma, cada vez más hondo."
(la luna)
mis manos las orillas del oleaje que la pacha moldeó. mi corazón cuando late se expande o al menos eso me cuenta cuando lo escucho. escribo desde el útero de las emociones. no nado sino que me dejo fluir. si es vida es riesgo, por eso cuando dejo la coraza solo floto.
cerrar los ojos es un acto de confianza, dice algo sin hablar. es lo etéreo lo que queda de un encuentro. la entrega no es no controlar: es saber que no hay control sino huellas que seguir y que llegan a nuestros pies en forma de símbolos.
lunes, 28 de mayo de 2018
viernes, 25 de mayo de 2018
Ruben Represion
Se juraba y rejuraba que amaba las tormentas. A veces, se obligaba a ir hasta la terraza a mirar la lluvia. Prendía un cigarrillo y se ponía rojo, rojo torero, rojo mujer, pero por nada en el mundo tosía.
Un día, camino a su trabajo, su velocímetro falló. El de su auto. El cielo ya habia aclarado pero todavía hacia frio, ese frio matinal de otoño cuando, de pronto, ya no supo a qué velocidad iba. Hojas amarillas decoraban el parabrisas.
Intentó deducir la velocidad a la que se movía. Primero, viendo subir el kilometraje, un número a la vez. Después, anotando en un papel cuanta nafta estaba gastando. Finalmente, agarró su celular y buscó una solución en yahoo respuestas.
No la obtuvo.
Después de su fracaso, detuvo el auto, estacionó en una esquina donde no hubiera nadie y borró el historial de navegación de su teléfono. Es algo que hacía periódicamente.
Para poder lograrlo sin fallas, desarrolló un sistema en el que anotaba todas sus contraseñas en papeles desparramados por su casa en un falso azar. Se inventó analogías para recordar sus páginas porno preferidas. Compró objetos que le sirvieran como pistas.
Su habitación toda, decorada con íconos falícos que enmascaraban su verguenza.
Con la muerte de su madre, Rubén sintió un desamparo: el vacío que queda cuando se termina el deber ser.
Su rebelión fue empezar a llegar tarde a su trabajo. Solo lo había hecho cuando su auto tuvo aquel problema de velocidad. Luego, lo volvió costumbre. Rubén llegaba tarde solo a veces. Disfrutaba de ese caos organizado. Nadie lo notó, pero para él, ay, para él fue el comienzo de algo nuevo.
Llovía la noche en que murió su madre. Su hermana intentó ubicarlo. Lo llamó más de diez veces al celular, sin respuesta. Rubén se enteró por mensaje de voz. Salió de su casa de noche por primera vez en más de diez años. Ya no le importó a qué velocidad se movía su mundo.
Dos horas después, paró el auto obnuvilado por unas luces de neón. Lo dejó estacionado en cualquier parte. Así fue como Rubén probó el whisky y conoció un prostíbulo. Fueron los dos minutos más felices de su vida.