Hace mucho tiempo atrás, allá cuando yo tenía alas y el pelo de color azul, sali corriendo muy bruscamente y muy ciegamente atrás de algo, y quise correr hasta el fin del mundo como Forrest Gump, pero me tropecé y se me volcó todo el fuego y me quemé las alas y mi fuego interior se extinguió.
Entonces salí rápido a buscar y busqué repuestos y respuestas, y tambien busqué remedios de todos los colores, y busqué reparo en los otros elementos y hasta quise calor por contagio de la llama de otros seres. No me funcionó nada.
Flor del ceibo y sus leyendas,
Talisman de luna nueva en Aries,
Sé que mi ser solo puede encenderse desde adentro, es como un horno.
Y yo, que soy un fauno con flechas en la espalda y un arco en el corazón, sé muy bien que el fuego esencial no puede apagarse. Y que la tristeza también es gran maestra.
El tiempo y su paso inevitable, el lodo, el pantano húmedo y las manchas de tierra. Caer hasta olvidarte. Levantarte otra vez, agarrado de lo que nunca se desprende, de la fe y la mano amiga.
Acaso la esencia sea como la llama olímpica, una posta mundial que llevamos en equipo un rato cada une, pa que no pese tanto la pena, pa que no queme tanto el ardor.
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