perdi la infancia, se abrió mi herida
nuevamente.
dolor sobre dolor sobre consuelo de reconocer la constricción.
aún así, pasó una semana y yo no me fui a ninguna parte.
solo gané escapando
en otras viejas huestes
complicidad con el temor.
me veo humillado y me abrazo, niño ingenuo,
te siento cerca mío, y te arropo.
con dulzura te deslizo que estamos en una situación compleja.
esta langosta chapotea en aguas tibias
se calienta
mi dolor más mio.
lo absurdo de mis propios brazos rodeando mi torso
y lo valiente de darme calor.
hechas las pases con el pánico, te habla un hombre que ya no espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario