Lo veo atareado en sus cosas, su nariz en el celular
Se le empaña la pantalla
y no lo nota
En este bar vacío
de la Guemes de Córdoba capital
a través de dos vasos que tenían cerveza
Ya no hay lugar para silencios incómodos
La tensión mudó de piel
y ahora acecha reflejada entre aparatos
No invisible sino diluida
Yo temo por su hijo por nacer
Entonces pienso en mí
Cómo crecí
hasta donde llegué
Y más todavía
temo
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