El mundo es humano. Por momentos, insensible como la inercia de un tren. A veces, inexplicablemente enternecido. Este mundo cachorro en un volquete lo estoy caminando con mi hogar en la espalda hace un tiempo ya. Aprendí por empirismo a dividirlo en dos fuerzas: hay 500 personas egoístas y hay 1 que no lo es. Sobrevive el tejido humano porque cada una de esas excepciones unidas hacen la fuerza.
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