viernes, 1 de enero de 2016

Estoy inquieto

Estoy inquieto. Pateando el monitor. Me mira borroso. Entiendo por qué. Vestido de verde y de casualidad mientras me limo una uña contra la pared, escucho gotear la canilla del baño.
Todo gotea. La trampa es que, a la primera vez que escuchás gotear, paf se acabó. No hay Control zeta para cerrar tanto ojo abierto.
¿Por qué cuesta tanto hablar con uno mismo? ¿O me pasa a mí solo?
Me releo y me releo viéndome desde un tercero.
Hasta que me miro al espejo y gotea. Y gotea.
Sarpado híbrido, el humano. Nos cortan con plástico, con anfeta o con soja. Ya no venimos como antes. Como los tomates. Y gotean.
Mi siento a cagar. Saco el celular. De dónde? Si no tenía bolsillos. Abro whatsapp y pienso un rato, pienso mientras mando audios, que chatear es un poco telepatía. La capacidad inmediata de comunicar involucrando tres de los sentidos. Sentir con alguien que no está acá. Siempre y cuando Alguien tenga señal. Las señales también.
Gotean.

2 comentarios:

María Font dijo...

Un amigo vino a casa el otro día y apretó mi canilla con fuerza. Dijo que tengo que cambiarle el cuerito porque se está por vencer. Le dije que era un obsesivo de mierda. Desde esa noche, no dejo de escuchar gotear.

La Bola de Mediocridad dijo...

Siempre es lindo que a uno le comenten, pero qué piola cuando es un buen comentario

Sometimes YOU have to be your own hero