El tipo nunca me había caído demasiado bien. Era amigo de unos amigos, uno de esos que son extras, que aparecen cada tanto y todo bien. Pero yo no había cruzado nunca demasiadas palabras con él, y a decir verdad por lo poco que sabía me caía gordo.
Se llamaba Enrique Borja, un nombre que no tiene nada que ver con un ex-adolescente de 20 o 22 años. Yo me lo acuerdo siempre con ropa de marca que le quedaba grande. Hasta tanto no llega mi memoria, pero en feisbuk siempre lo cargan con que usa zapatillas de colores así que en mi mente me lo acuerdo con nikes rojas o verdes.
Hasta el día de hoy sigo sin hablar con él. Hasta creo que no me ubica. Pero, una noche en lo de Pedro, mientras con los pibes charlábamos de nosequémina, yo me fui para el patio a fumar un pucho y, de pasada, lo encontré hablando bajito y para sí. El chabón dijo, yo no me olvido más: "Estos espejos de mierda se hacen los neutrales y cada vez que te mirás sos distinto al que eras antes". Creo que eso lo enojaba. Desde entonces lo respeto, no sé por qué.
1 comentario:
Los espejos... Todas las mañanas,mediodías,tardes,y alguna que otra noche, son mis peores enemigos. ( no aplicable para viernes, y sábados)
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